martes, 20 de julio de 2010

Los hijos del divorcio





A menudo los padres que se divorcian, están preocupados, inquietos por las consecuencias eventuales que les pueden ocurrir a sus hijos. Aunque ellos se sientan preocupados por lo que hacen y sus problemas, se dan cuenta de que son las personas más importantes para su hijo o hijos. Con motivo de su divorcio, los padres pueden hundirse o sentirse liberados. Los hijos se quedarán confundidos en razón de lo que representa para ellos la amenaza de la seguridad. Algunos padres se sienten de tal manera heridos o desbordados por causa de su divorcio que pueden dirigirse al hijo para obtener el confort o el consejo. El divorcio puede ser mal interpretado por el hijo, sobre todo si los padres no les dicen lo que va a suceder y lo que les implica a ellos y lo que les pasará.

Los hijos piensan a menudo que son la causa de los conflictos entre su padre y su madre. Muchos hijos toman la responsabilidad de reconciliar a sus padres, a veces sacrificándose en esa causa. El traumatismo causado por la pérdida de uno o de los dos padres en el divorcio puede estar en el origen de una vulnerabilidad particular para las enfermedades físicas o las turbaciones mentales. Sin embargo, con la condición de prestar una atención particular a los hijos y cuidar de ellos, las fuerzas de una familia pueden movilizarse con esta ocasión y los hijos pueden ser ayudados para hacer frente a esta situación de manera constructiva, sean cuales sean las soluciones encontradas en los conflictos de los padres.

Los padres deberán ser sensibles a toda manifestación duradera de estrés en el hijo o hijos. Los más frecuentes son la pérdida de motivación para la escuela y la incapacidad a tener amigos o a divertirse. Otros signos pueden inquietar, como un sueño demasiado largo o corto o la aparición de una oposición sistemática y cóleras en familia. Los hijos necesitan saber que su padre y su madre serán siempre sus padres, incluso si el matrimonio se termina y sus padres no viven ya juntos. Los conflictos prolongados a propósito de la custodia de los hijos o las presiones sobre ellos para tomar partido por el uno o la otra pueden ser particularmente dolorosos para los jóvenes y pueden añadirse a los desgarros provocados por el divorcio. La implicación efectiva de los padres en el bienestar de su hijo es vital para este último. Si un hijo presenta signos de estrés, el médico de familia o el pediatra puede evaluar y tratar los síntomas causados por este estrés. Los padres deben pues preservar absolutamente a sus hijos y nos tomarlos como rehenes, ni denigrarse nunca el uno a la otra delante de sus hijos. Nunca diremos bastante que los hijos no son responsables de la separación, y que ninguno de los dos puede mantener al mismo tiempo los roles de padre y de madre. Pero para mantener sus oportunidades o chances, los padres habrán sabido abstenerse de mezclar su progenitura en sus querellas. Habrán evitado discutir delante de ellos, explicarán que siguen, suceda lo que suceda, como madre y padre para siempre.



Incluso si el número de estos últimos no ven ya del todo a sus hijos tras algunos años, los padres presentes lo son sin embargo cada vez más. Y son exigentes en el compartir legítimo de los derechos de los padres. Han participado en sus nacimientos, han preparado los biberones y servido las papillas ( 63 % ). Han cambiado las cunas ( 55 % ) y aprovechado de permisos en familia. Aquellos están no solamente listos, sino deseosos para continuar asumiendo sus roles.

Las modificaciones actuales de las leyes sobre la familia los ayudarán a encontrar un equilibrio todavía imperfecto. Pero todo eso no bastará a los padres para mantener sus roles. Casados o separados, sólo el 23% se encuentran en reuniones de alumnos, y el 22 % ayudan a sus hijos a preparar sus maletas.

El divorcio, hay que decirlo, sólo tiene consecuencias nefastas para los hijos:

- Tener padres que se separan no es desgraciadamente la prueba más dura que un niño pueda conocer.

- Incluso si los ejemplos siguientes no pueden compararse los unos con los otros: Las querellas reiteradas, el incesto, el alcohol pueden hacer mucho más daño. Según nuestro conocimiento, ningún estudio ha demostrado que los hijos de los divorciados sean menos felices que aquellos

con asistencia pública o los que son golpeados por sus padres. - 4º años antes del desarrollo de los divorcios, es posible decir que estos niños, convertidos en adultos, son más hostiles a la vida de pareja, ni al matrimonio, ni a la maternidad que los demás. Y no se divorcian más.

- Por el contrario, saben que el matrimonio no es eterno, y que es muy frágil. Tienen el recuerdo de idas y venidas, de maletas siempre listas, y pueden evitar eso a sus propios hijos.

- Los hijos de separados o divorciados tejen en general sólidas amistades entre los chicos de su edad, sobre todo si están en la misma situación Ha sucedido así ver verdaderas pequeñas comunidades en las escuelas, con chicos que se conocen, se explican lo que viven y elevan su moral. Hay igualmente una multitud de familias recompuestas felices con hijos equilibrados y de fuertes experiencias. - Estos hijos, para terminar, serían a menudo más capaces de fracasar, relativizarían más fácilmente las preocupaciones diarias. Nuestra misión de padres consiste en permitir a nuestros hijos adquirir las bases necesarias para su desarrollo, acompañarlos para que encuentren sus propios caminos, Aportarles la capacidad de análisis y discernimiento para que hagan buenas elecciones para su propio futuro y las asuman.

El doctor Adolfo López Uriarte, socio fundador del Instituto de Estudios de la Pareja, afirma: "El divorcio es una de las experiencias más traumáticas que puede vivir un niño". Pese a ser hoy una gran realidad, a pocos niños se les prepara para afrontarlo. Incluso cuando la noticia se les da con tacto, su reacción, aseguran los expertos, es casi siempre la misma: conmoción, seguida por depresión, negación, enojo, pérdida de autoestima y, en particular entre los preadolescentes, la sensación de que hasta cierto punto son responsables de lo ocurrido. Inclusive los pequeños de entre dos y cuatro años se sienten culpables, y no es raro que den marcha atrás en su desarrollo, volviéndose más dependientes: mojan nuevamente la cama, piden que les den de comer en la boca.

Los de entre seis y ocho también asumen con frecuencia la culpa de la ruptura y, encima, temen que sus padres los abandonen o dejen de quererlos. Ya tienen conciencia clara de lo que significa la separación, y muchas veces se sienten sumamente frustrados porque no consiguen evitarla o revertirla. Según muchos expertos, se trata de una de las etapas más críticas para los hijos de padres divorciados, y donde hay más pequeños afectados. Algunos niños, en especial los varones cuyo papá se ha ido, tratan de reemplazarlo. Se tornan protectores con la familia. Un niño de ocho años, el día en que su padre se marchó, anunció que a partir de entonces iba a dormir con su madre para cuidarla.

Entre los 9 y 12 años el sentimiento más característico es el enojo hacia uno de los padres, generalmente con el que se quedan a vivir. Éste suele perder valor a sus ojos por su supuesta incapacidad para

retener al cónyuge, explica María Teresa Sáenz Chapa, coordinadora de la clínica del Instituto de la Familia. Una pequeña de diez años, sumamente molesta, increpó cierto día a la mamá: "¡Tú tienes la culpa de que mi papá se haya ido!" La problemática de los adolescentes es distinta. A ellos, más que el sentimiento de culpa, los aflige un dilema de lealtad. "Los padres los ponen entre la espada y la pared", explica la psicóloga Margarita Hernández. "Mi mamá quería que me fuera con ella", cuenta una muchacha de 14 años. "Pero mi papá me dijo: "Si te vas con ella, no me vuelves a ver. Yo no quiero una hija de sábados y domingos'. A cada rato decía que mi mamá había tenido la culpa del divorcio".

También el sexo del niño determina la forma en que repercute el divorcio; entre los hijos de padres divorciados, los varones son los más perjudicados. Como se espera más entereza de ellos y se piensa que pueden salir adelante solos, reciben menos atención y exteriorizan menos sus emociones. Los adultos les dicen: "Ahora tú eres el hombre de la casa', sin darse cuenta de que son unas criaturas". Independientemente del sexo y la edad, los hijos desean siempre, a veces con verdadera obsesión, reunir de nuevo a sus padres.

Pocos padres se toman la molestia de comunicar a sus hijos qué ocurre y por qué. Ellos acaban imaginando, pero lo que imaginan rara vez coincide con la realidad. Resulta complicado y confuso acostumbrarse a vivir entre dos hogares, con un padre en cada uno. El costo del juicio y el mantenimiento de dos casas suele mermar considerablemente el nivel de vida. Muchos de estos niños pierden de golpe, además de uno de los padres, la casa, la escuela, los amigos e inclusive parte de la familia. Para colmo, hay muchos padres varones irresponsables. Aproximadamente 60 por ciento no dan la pensión alimenticia. A veces la dan unos meses, y después se olvidan de que tienen hijos. Los que viven un juicio de custodia son los más lastimados. En los juzgados se libran

prolongadas y dolorosas batallas, en las que nadie sale ganando. Algunos padres exigen en exclusiva la custodia y pretenden que los niños no vuelvan a ver al ex cónyuge. Otros más --por increíble que parezca-- no desean hacerse cargo de ellos.

¿Cuánto tarda en adaptarse un hijo de padres divorciados?

Entre otros factores, depende de su edad y de la estabilidad de su vida tras la separación. Si bien en ocasiones nunca superan el golpe, de ordinario bastan uno o dos años para que acabe de aceptar su nueva realidad.



El bienestar emocional de los hijos depende en buena medida de la relación que lleven los padres después de la separación. Su recuperación se entorpece si los vuelven mensajeros o espías, si los obligan a escuchar críticas y quejas sobre el otro, o si les prohíben verlo. A muchos los convierten en rehenes de sus rencores, El divorcio no es fácil para ningún niño, pero algunos salen bastante bien librados. Desaparecida la tensión matrimonial, recuperan la confianza en sí mismos y se sienten relajados. La mayoría de los expertos aseguran que pueden salir favorecidos con la separación, y que se encuentran mucho mejor apartados de los pleitos conyugales. Para bien o para mal, el divorcio sigue dividiendo familias a un ritmo preocupante. Por más que padres e hijos luchan por salir adelante, a veces con ayuda profesional, el divorcio y sus consecuencias pueden convertirse en un laberinto de conflictos y

confusión que quizá nunca acabe de resolverse. La regla de oro aquí es que, no obstante haberse separado, las parejas permanezcan unidas como padres.











lunes, 19 de julio de 2010

Qué es el Estrés?



La palabra Estrés se deriva del griego "stringere", que significa provocar tensión. Esta palabra se utilizó por primera vez en el siglo XIV y a partir de entonces se empleó en diferentes textos en inglés como stress, stresse, strest.

En forma simplista, el estrés es a veces definido como una condición meramente muscular: "es una rigidez o endurecimiento de los músculos y del tejido conjuntivo que excede del tono necesario para su funcionamiento normal" . Sin embargo es mucho más que eso. El estrés es una respuesta importante. El Dr. en medicina Hans Selye, pionero en las investigaciones sobre el estrés, lo define como "una respuesta corporal no específica ante cualquier demanda que se le haga al organismo (cuando la demanda externa excede los recursos disponibles) Esta respuesta es parte normal de la preparación del organismo para el enfrentamiento o para la huida. Así, por ejemplo, las pupilas se agrandan para mejorar la visión y el oído se agudiza, los músculos se tensan para responder al desafío, las frecuencias cardiaca y respiratoria aumentan de manera que la sangre es bombeada en forma más abundante y rápida para aumentar la llegada de oxigeno a las células y favorecer la demanda de las respuestas al peligro. Para ello la sangre es dirigida a áreas prioritarias, como lo son corazón, pulmones, riñones, hígado, músculos grandes y el cerebro. Funciones no prioritarias en ese momento, como la digestión y circulación periférica son disminuidas en forma dramática.

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) postula que el estrés es "el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción". Para Richard Lazarus (1966) sería "el resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquél como amenazante, que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar".

El estrés puede considerarse como una reacción física y emocional compleja. El Dr. Selye identifica 3 fases en el estrés: (1) se da una reacción de alarma en respuesta a un factor de tensión que activa el sistema nervioso autónomo, (2) la fase de resistencia ocurre mientras el cuerpo se aclimata y ajusta al factor de estrés, y (3) la fase de fatiga, si la tensión persiste por mucho tiempo, agregándose factores residuales que pueden llevar a la enfermedad y hasta la muerte. Las investigaciones han demostrado que el estrés excesivo es uno de los factores que contribuyen al desarrollo de muchos males tanto físicos como emocionales.

TIPOS DE ESTRES

Estrés y distrés.

El estrés actúa como factor de motivación para vencer y superar obstáculos. Puede decirse que es un elemento que nos ayuda a alcanzar el éxito, es el combustible para el logro de nuestras ambiciones. Este nivel normal y deseable podría denominarse simplemente como estrés. No obstante ese nivel puede ser superado llegando a ser potencialmente perjudicial; pudiéndose diferenciar tal estado con el nombre de ?distrés?. La diferenciación entre estrés y distrés que se ha hecho en este acápite, destaca la diferencia entre una condición necesaria y normal vs. otra que excede estos límites. Sin embargo a lo largo del trabajo, salvo en pocas excepciones, se utilizará la palabra estrés para designar lo que aquí hemos definido como distrés.

Estrés físico y estrés mental.

Algunos autores diferencias entre el estrés físico y el estrés mental, mientras que otros combinan ambas definiciones cuando hablan del estrés. Según un artículo en el Biomonitor, esta diferenciación depende de el origen o causa del estrés, definiendo al estrés físico principalmente como fatiga o cansancio físico. Puede expandirse esta definición para incluir exposición al calor o al frío, al peligro, o a sustancias irritantes. Por otro lado, el origen del estrés mental está en las relaciones interpersonales, frustraciones y apegos, conflictos con nuestra cultura o religión o por la preocupación por alguna enfermedad.

Estrés agudo.

El estrés agudo es el producto de una agresión intensa (aún violenta) ya sea física o emocional, limitada en el tiempo pero que supere el umbral del sujeto, da lugar a una respuesta también intensa, rápida y muchas veces violenta. Cuando el estrés agudo se presenta se llega a una respuesta en la que se pueden producir úlceras hemorrágicas de estómago como así también trastornos cardiovasculares. En personas con factores de riesgo altos, pueden tener un infarto ante situaciones de este tipo.

Estrés crónico.

Cuando el estrés se presenta en forma crónica, prolongado en el tiempo, contínuo, no necesariamente intenso, pero exigiendo adaptación permanente, se llega a sobrepasar el umbral de resistencia del sujeto para provocar las llamadas enfermedades de adaptación. Es decir que cuando el organismo se encuentra sobreestimulado, agotando las normas fisiológicas del individuo, el estrés se convierte en distrés. El estrés crónico puede darse ya sea por una exposición prolongada y continua a factores estresantes externos (como en profesiones como periodistas, ejecutivos, pilotos o médicos) o por condiciones crónicas o prolongadas de la respuesta al estrés (como en sujetos deprimidos y en el estrés postraumático). Aquí el sujeto se ve expuesto prolongadamente a las llamadas hormonas del estrés (catecolaminas, adrenalina y noradrenalina liberadas por el sistema nervioso simpático; y los glucocorticoides).
Algunos autores catalogan como estrés agudo al que ocurre dentro de un período menor a 6 meses, y crónico, de 6 meses o más.

Distrés por subestimulación.

Debemos tomar en cuenta que también hay distrés cuando existe subestimulación del organismo. Poseemos un ritmo biológico que cuando se encuentra en una inactividad exagerada, poco solicitado o en reposo excesivo, la irritabilidad y fatiga resultante son índice de estrés por subestimulación.


PSICOLOGIA DEL ESTRES

El estrés se inicia con una actitud mental que se apoya principalmente en la percepción. En otras palabras, si una situación es percibida como estresante, se responderá de acuerdo a ello. Lo que es estresante para una persona, no lo será necesariamente para otra. Nuestro cuerpo nos prepara para el estrés, a través de caminos tanto conscientes como inconscientes. Primeramente un pensamiento se registra en el cerebro el cual consecuentemente activa el sistema nervioso del organismo. Una serie de eventos complejos ocurren en un período de tiempo extremadamente corto. Pensamientos que causan tensión o miedo durante este período de tiempo, incrementarán los intentos del cuerpo para prepararse para la lucha o la huida (aunque la mayoría de los estresores a los cuales nos enfrentamos hoy en día no son del tipo contra los que podemos pelear físicamente o huir pero que generan mayor tensión muscular de la que necesitamos). Todo esto ocurre independientemente de que sea o no realmente necesario. De permanecer la situación estresante, la tensión tenderá a aumentar con el pasar de los días (efecto de escalera).

En síntesis, el estrés se inicia como una actitud mental ante situaciones demandantes, y repercuten en la fisiología del individuo. El componente actitudinal a instado a estudiosos de la personalidad a desarrollar perfiles psicológicos de personalidad que indiquen la predisposición al estrés.

Son muchas las enfermedades psicosomáticas producidas por el estrés o desencadenadas o agravadas por el mismo. Hemos mencionado algunos pero es indudable que analizando la acción de las hormonas y estructuras involucradas podemos inferir su acción sobre enfermedades digestivas, como úlceras, diarreas y estreñimiento; nutricionales y metabólicas; trastornos articulares y musculares; sexuales y ginecológicos; etc. y por supuesto, como agente provocador y desencadenante de trastornos psíquicos, pudiendo llevar hasta la depresión.

 Patrón de conducta y estrés.

Debemos plantearnos primeramente a qué llamamos un Patrón de Conducta. No es más que la forma habitual de ver y reaccionar ante el mundo. El concepto que se expone en este apartado, es el resultado de la observación de determinadas características psicológicas y conductales en pacientes con cardiopatía isquémica (pacientes tipo A) y en neoplasias (pacientes tipo C).
Estas observaciones llevaron a Prise (1982) a definirlo como las predisposiciones de determinados sujetos en cuanto a sus actitudes y el modo de afrontar situaciones condicionados por la escala de valores en uso en una sociedad determinada. Así el Patrón de Conducta de un sujeto reúne rasgos de personalidad, actitudes, creencias, conducta manifiesta y una determinada activación psicofisiológica.

1. Tipo A:

Los sujetos a los que se los denomina A, corresponden a perfiles psicológicos donde predomina una respuesta excesiva. Predomina la hiperactividad, irritabilidad, son ambiciosos, agresivos, hostiles, impulsivos, impacientes crónicos, tensos y competitivos, ya sea con su medio ambiente y con ellos mismos y sus relaciones interpersonales son problemáticas y con tendencia a la dominanción.
Los trastornos de personalidad según el DSM-IV, más frecuentes en este tipo de sujetos son los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer raros o excéntricos.
Podemos mencionar entonces que los sujetos con Patrón de Conducta Tipo A con respuesta autonómica al estrés, poseen mayor predisposición a padecer patologías cardiovasculares. A su vez éstos tienen con frecuencia elevado el colesterol LDL y/o disminuido el colesterol HDL y acumulan asimismo otros factores de riesgo como obesidad, nicotinismo e hipertensión.

2. Tipo C:
El Patrón de Conducta Tipo C se presenta en sujetos introvertidos, obsesivos, que interiorizan su respuesta al estrés, pasivos, resignados y apacibles, extremadamente cooperadores, sumisos y conformistas, siempre controlando las expresiones de hostilidad y deseosos de aprobación social.
Los trastornos de personalidad listados en el DSM-IV que aparecen con más frecuencia en este tipo de sujetos son los trastornos por evitasión, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos parecen ansiosos o temerosos.
Por otra parte los individuos con Patrón de Conducta Tipo C tienen estadísticamente mayor predisposición a reumas, infecciones, alergias, afecciones dermatológicas variadas e incluso el cáncer, este último asociado a la inhibición inmunitaria de la que padecen en general estos sujetos. El estado emocional predominante es displacentero, con miedo, ansiedad y depresión.

3. Tipo B:
Los sujetos con Patrón de Conducta Tipo B son en general tranquilos, confiados, relajados, abiertos a las emociones, incluidas las hostiles. El estado emocional es agradable por reducción de la activación o por activación placentera.
Los trastornos de personalidad listados en el DSM-IV, que aparecen con más frecuencia en este tipo de personalidad, son los trastornos antisocial, límite, histriónico y narcisista de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer dramáticos, emotivos o inestables.
Los Patrones de Conducta detectados, A, B, y C presentan en general características definidas que muchas veces permiten predecir algunos aspectos de su conducta como así también estadísticamente su riesgo patógeno.
Esto no implica qué características del A o el tipo C, por ejemplo, no aparezcan en otro patrón de conducta o su riesgo patógeno no coincida estadísticamente. En este sentido el DSM-IV advierte que hay que señalar que este sistema de agrupamiento, si bien es útil a efectos de investigación o docencia, tiene importantes limitaciones y no ha sido validada de forma consistente. Además, es frecuente que los individuos presenten al mimo tiempo trastornos de la personalidad pertenecientes a grupos distintos.
























domingo, 18 de julio de 2010

Abuso de psicofármacos y sus consecuencias




Estos medicamentos, que son un buen remedio durante un tiempo determinado y para un problema concreto, deben tomarse siempre bajo prescripción médica.

La adicción a los psicofármacos es un problema grave y cada vez más frecuente. Hay diferentes tipos de psicofármacos, pero los tranquilizantes (como los sedantes, los hipnóticos y los ansiolíticos) generan más problemas de abuso que cualquier otro. Además, su excesivo consumo es un lastre para las arcas del sistema sanitario público.

Cada vez se atiende a más personas por problemas derivados del abuso de los psicofármacos, una cuestión que afecta más a mujeres que a hombres, porque ellas los consumen en mayor medida. La primera dificultad para solucionar esta adicción es que muchas personas son adictas, pero no son concientes. Además, estos medicamentos son legales, fáciles de conseguir y, sobre todo los tranquilizantes, baratos. Lejos queda del perfil del adicto a drogas ilegales, como la heroína, asociado a población marginal y con mala salud.

Para Blanca Brigos, psicóloga clínica "el factor importante para hablar de una adicción no es el tiempo que dure la toma de psicofármacos, sino la necesidad de tomar más cantidad para conseguir los mismos efectos, la incapacidad de enfrentarse a situaciones de la vida sin tomarse una pastilla, el miedo a quedarse sin ellas...". Es una adicción que afecta a tres niveles: el fisiológico, porque el cuerpo pide más dosis; el cognitivo, pues el pensamiento de la persona está centrado en conseguir o consumir las pastillas; y el conductual, porque algunas personas realizan acciones que nunca harían si no tuvieran la adicción.

Los síntomas más fáciles de detectar por parte de amigos, familiares o compañeros de trabajo son el aislamiento, los cambios de actitud o de humor, dejar de realizar actividades habituales, la pérdida o deterioro de las relaciones sociales o problemas en el trabajo.

Combinación habitual

Aislamiento, cambios de humor, abandono de hábitos o el deterioro de las relaciones sociales son algunas de las señales de una adicción

Es infrecuente que una persona sea adicta sólo a estos medicamentos. La combinación más habitual es la adicción al alcohol y los psicofármacos, seguida de alcohol, drogas y psicofármacos. Muchas personas llegan a la clínica convencidas de que su problema tiene que ver sólo con un tipo de droga (legal o ilegal) y se le debe decir que también tienen un problema con los tranquilizantes en muchos casos.

Los psicofármacos no tienen la mala fama del alcohol, la cocaína, el cannabis o la heroína. Por eso, numerosas personas con problemas de dependencia no son conscientes de ello. "Como se los ha recetado el médico, piensan que no pasa nada. Sin embargo, sólo si se consumen bien no habrá ningún problema", explica José María Vázquez-Roel, psiquiatra especialista en adicciones.

No afrontar la ansiedad

Una explicación para el abuso de tranquilizantes es que muchas personas se acostumbran a evitar la ansiedad y las situaciones que la provocan. Prefieren el atajo de la pastilla antes que enfrentarse a los problemas con sus recursos personales y, así, no aprenden a gestionar su ansiedad. Los afectados pueden ser de edades y niveles sociales muy diferentes, pero comparten unos rasgos comunes: sienten miedo, acostumbran a padecer síntomas depresivos, evitan las situaciones que les causan ansiedad y han interiorizado que no pueden resolver sus problemas sin fármacos e, incluso, los toman antes de una situación que, tal vez, les pueda crear ansiedad.

Por otro lado, las personas adictas tienen una predisposición biológica a serlo. No todo el mundo que toma psicofármacos o que no sabe enfrentarse a la ansiedad desarrolla una adicción. Todas las drogas actúan en el sistema de recompensa cerebral. Cuando un acto es placentero, el cerebro quiere que se repita. Pasa con el sexo, con la comida, con la diversión. Y las drogas en general actúan en este sistema. Los tranquilizantes causan el efecto placentero de reducir la ansiedad. Además, es una adicción que no avisa: poco a poco se aumenta la dosis y llega un día que ya no hay vuelta atrás.

Aparte de los factores biológicos y psicológicos, es necesario señalar otras causas que provocan el continuo aumento de su consumo. Se pone el acento en la saturación del sistema sanitario público, que deja poco tiempo por paciente al profesional y lleva a que éste "saque rápidamente el recetario. Esto origina otro problema, que la factura farmacéutica sea muy elevada". Además, la psicoterapia privada exige un desembolso económico que no todo el mundo está dispuesto a asumir.

La ansiedad mueve el mundo

A nadie le gusta sentir ansiedad, pero es necesaria. Es un mecanismo de alerta que avisa de algún peligro, sea real o imaginario. Sentir ansiedad es la forma que tiene el organismo de prepararse para resolver un problema. Es positivo porque permite estar capacitados para afrontar muchas de las situaciones que se dan en la vida: una entrevista de trabajo, un examen, una mala noticia, etc. No obstante, llega un punto en el que, para muchas personas, se vuelve intolerable. Ya no es adaptativa, sino que bloquea. Interfiere en la vida laboral y social y, además, causa malestar. Los síntomas de la ansiedad son muy variados: taquicardia, sudoración, palpitaciones, mareo, temblores y pensamientos obsesivos y negativos, entre otros.

Se calcula que un 20% de las personas sufrirá algún problema de ansiedad durante su vida y los tranquilizantes ayudan a combatirla. Pero no deben convertirse en una solución eterna. Son un buen remedio durante un tiempo determinado y para un problema concreto, siempre bajo prescripción médica. En el caso de que la ansiedad interfiera de manera continua en la vida de una persona, es recomendable iniciar un tratamiento psicoterapéutico. José María Vázquez-Roel recuerda una frase del filósofo Ludwig Wittgenstein: "La ansiedad es la palanca que mueve el mundo". En su opinión, obliga a resolver los problemas, "pero cuando se borran con psicofármacos, no se resuelven y uno no se adapta a las exigencias de la vida. Es necesario afrontar los problemas, aunque sea con ansiedad, para aprender a superarlos".





sábado, 17 de julio de 2010

AUTOESTIMA: El arte de quererse






“El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo” (Antoine de Saint Exupéry: Autor del Principito)

 
¿Qué es el autoestima?

El autoestima es el amor que nos asignamos como personas. Implica nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones o experiencias que vamos introyectando durante nuestra vida, aceptando nuestras virtudes y defectos Es el amor que nos tenemos a nosotros mismos sin ser egocentristas o narcisistas.

Por otro lado, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, el autoestima es la valoración generalmente positiva de sí mismo.

Con base en lo anterior, las personas que han desarrollado una alta valoración, aceptación y respeto a sí mismas tienen una autoestima más alta que aquellas que no han logrado esta meta. En contraparte. con respecto al narcisismo, en su obra, el miedo a la libertad Erich From describe: El narcisismo al igual que el egoísmo, no es más que una sobrecompensación por la carencia básica de amor a uno mismo.

¿Dónde empieza la autoestima?

Comienza sin darnos cuenta en las etiquetas negativas que recibimos de la infancia, por supuesto las traducimos en desventajas reales o preceptúales: uso lentes, soy tonto, me siento feo, no tengo dinero, no soy popular, no tengo ropa de marca

Por otro lado, se completa mi marco de referencia considerando las cosas que: 1) pienso de mi mismo, 2) lo que mis maestros piensan de mi, 3) lo que mis amigos piensan de mi, 4) lo que mi familia piensa de mi, 5) lo que la sociedad piensa de mi y 6) lo que considero me hace falta en la vida para ser feliz y sentirme completo.

El poder de nuestro diálogo interno es demoledor

Además mi marco se va completando, de acuerdo a la comunicación que tengo yo mismo, la cual se conoce como “diálogo interno”. Así la mayor parte inconscientemente nos vamos diciendo todo aquello que hemos aprendido sobre nosotros mismos y desafortunadamente salen a relucir, mucho más las cosas negativas que las positivas, creando un círculo vicioso: el pensamiento crea realidad: lo que piensas genera un sentimiento y un sentimiento genera una conducta ya sea de felicidad o de tristeza.

• Como pienso me siento

• Como siento me veo

• Como me veo, esto lo reflejo y

• Como me reflejo genera una conducta positiva o negativa

Técnicas para cambiar nuestros pensamientos

A continuación se describen algunas formas sencillas para modificar nuestros pensamientos, sentimientos y conductas con el fin de orientarlas hacia acciones positivas:

Autoescucha: Escúchate más a ti mismo más que escuchar lo que los demás te dicen sobre la forma como te debes de comportar: Analiza con cuidado las opiniones de los demás sobre ti, tú y solo tú eres quien debe tomar la última decisión acerca de tus planes y proyectos, aunque te equivoques.

Transformar lo negativo a lo positivo: Consiste en forzarse a cambiar nuestros propios mensajes fatalistas en alternativas de crecimiento positivas;

• “Mejor no hablo”, por “Hoy tengo cosas importantes que decir”

• “No merezco ser feliz” por “Me siento capaz de realizar mis sueños”

• “No sirvo para nada” por “Me doy la oportunidad de aprender nuevas cosas.

Arco iris: Si piensas que la vida es de todo o nada, necesitas suponer que tu va más allá de los colores; blanco o es negro. Pensar solo en dos tonalidades te crea ansiedad y frustración si no logras tus metas. Existen muchos más colores. Nadie es perfecto o tonto, para algunas cosas seremos expertos, pero para otras no y eso no nos hace ser inferiores o valer menos.

Evitar las comparaciones: Quién constantemente se compara, está destinado al fracaso. Tú eres único e irrepetible y eso te hace ser único en el mundo.

Nadie es perfecto: Si crees que nunca te equivocas ya de entrada estas equivocado. Los seres humanos somos imperfectos, pero somos perfectibles sobre todo cuando nos equivocamos podemos aprender de los errores, por eso cuando sientas que te equivoques necesitas pensar; ¿qué debo hacer para lograr los resultados deseados la siguiente vez que lo intente?, es convertir la equivocación en aprendizaje.

Valora tus triunfos: Cada día por la noche al momento de ir a la cama necesitas reconocerte las cosas que hiciste bien durante el día. Y felicítate por los avances del día aunque hayan sido menores.

Levantarse: Es levantarse cada vez que nos caemos en cualquier terreno: amoroso, económico, espiritual, social, etc. y transformarlo como hábito de vida. Significa dejar de ser víctima y ser arquitecto de tu propio destino.

Perfil de la persona con baja autoestima

Algunos expertos (Reynolds, 2003; Montoya, 2001; Rodríguez, 2004) señalan los siguientes:

 Siente que vale poco y espera que los demás le asignen un valor.

 Acepta actitudes como el engaño, maltrato y desprecio de los demás.

 Se asume como víctima y emite pensamientos como: ¡he sufrido mucho!, “no me comprenden”, etc. Considera que la culpa de su situación depende de otros y no de uno mismo.

 Tiende a cometer actos autodestructivos contra sí mismo como abusar del alcohol, las drogas, abandonar los estudios, prostituirse, controlar el peso (anorexia).

 Busca el reconocimiento de otros mediante ostentación de cosas materiales.

 Usualmente crece en familias donde enfrentan sentimientos de inutilidad, críticas y castigos por los errores.

 A través de quejas y críticas busca la atención y la simpatía de los otros.

 Tiene necesidad compulsiva de llamar la atención.

 Suele interrumpir de manera inapropiada para que los demás se fijen en lo que está haciendo.

 Muestra temor excesivo a equivocarse de hecho el temor a no tener éxito lo paraliza y. presenta una actitud insegura.

 Confía poco en sí mismo y tiene una actitud desafiante y agresiva.

 Encubre su frustración y tristeza con sentimientos de rabia.

 El temor a la falta de aprobación lo compensa transformando su inseguridad en una conducta agresiva.

Perfil de la persona con alta autoestima

 Se acepta como es, teniendo una actitud positiva y alegre hacia la vida, apreciando lo bueno de los otros.

 Crece en una familia donde se aprecian las diferencias, el amor se manifiesta abiertamente, los errores sirven de aprendizaje, la comunicación es abierta, las normas son flexibles, etc.

 Es capaz de fijarse metas y demorar la gratificación con tal de conseguir sus propósitos.

 Generalmente es responsable de su tarea, servicial y procura dar solución a los problemas.

 Es asertivo y expresa sus opiniones.

 Enfrenta el mundo con mayor seguridad, se relaciona con personas positivas, no tiene miedo a desarrollar sus habilidades.

 Acepta retos, se arriesga y prueba cosas nuevas.

 Da prioridad y jerarquía a los intereses propios, no perjudicando a nadie.

 No lastima, humilla o devalúa, evita perjudicar sus relaciones interpersonales mediante la violencia; no permite que los demás los maltraten emocional o físicamente.

 Es abierto, acepta errores y cualidades; habla de logros y fracasos en forma directa y honesta por lo que se siente competente para vivir las exigencias y desafíos de la vida.

Sugerencias para el cambio

• Acéptate tal como eres (con virtudes y defectos).

• ¿Quién te metió en la cabeza que eras un …?. Tú eres lo que piensas de ti mismo y actúas inconscientemente en consecuencia.

• Pule tu lente de la percepción para verte desde otro ángulo y cambiar tus creencias.

• Aprender a reinterpretar el pasado, el cual no se puede cambiar, pero si enfrentarlo de manera más positiva.

• Deja de compararte con los demás. ¡Tú eres un ser único e irrepetible!.

• Conócete a ti mismo es el principio de la verdadera sabiduría.

• Empezar a hacerse responsable de la vida propia.

• Reconócete a ti mismo cuando has tenido algún logro, iniciando con metas pequeñas.

• Haz un inventario de tus virtudes y defectos con el fin de desechar las conductas que no funcionan, mantener las que son funcionales e inventa las que sean necesarias para poder relacionarse contigo mismo y con los demás sanamente.

• Reduce el nivel de autocrítica, pensando más en alternativas que en los obstáculos presentes en tu vida.

• Analiza tu historia de vida personal y tu origen: ¿quién soy?, ¿a dónde voy? y ¿con quién voy?.

• Aprende a expresar tus emociones y sentimientos.

• Deja el pasado a donde corresponde: "atrás", por muy doloroso que haya sido.

• En el peor de los pronósticos, si no se puede lograr solo, acudir con el especialista de tu confianza.


PSIC. JUAN ANTONIO BARRERA MÉNDEZ


















martes, 13 de julio de 2010

La era desechable






Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco..

No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.

¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.

¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

¡Guardo los vasos desechables!

¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!

¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!

¡Es más!

¡Se compraban para la vida de los que venían después!

La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.

Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.

¡¡Nos están fastidiando!! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.



¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?

¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?

¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?

¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.

El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.

El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!

¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!

Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)

No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.

Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo'.Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tenés esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!! Pero por Dios.

Mi cabeza no resiste tanto.

Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.

Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.

Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos… ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía éste es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.

Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!



Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.



Eduardo Galeano

lunes, 5 de julio de 2010

Se ofrece un nuevo servicio sin moverte de tu casa: conoce los beneficios de la Terapia Online.

La Terapia Online ofrece grandes beneficios manteniendo su calidad,
comodidad y ahorro de tiempo al no tener que trasladarse.
El acortar las distancias permite acceder a una amplia variedad de los profesionales más destacados
La amplia variedad de profesionales permite ofrecerle la orientación más adecuada acorde al tipo de tratamiento
Permite acceder a profesionales más destacados a costos más bajos.



Esta pensada para tratar:


Depresión, soledad, stress, angustia, ataques de pánico, miedos, dificultades de aprendizaje, problemas de pareja o familiares, orientación vocacional, insatisfacción, entre otros.


Cómo funciona la terapia online


La atención mediante una terapia online pone a disposición una clínica cuya modalidad a distancia permite el acceso a personas que por diferentes motivos se les dificulta la atención tradicional. Esta metodología no pierde la esencia de la consulta ya que se realiza en tiempo real y tiene la ventaja de salvar distancias físicas.
De este modo los consultantes y los consultores conforman una entidad terapéutica cuyo alcance se extiende a toda la comunidad de habla hispana en el mundo.
Se ofrece tratamiento y soluciones a diferentes problemáticas en torno a conflictos psicológicos. Se Trabaja bajo el criterio de profesional de supervisión permanente. Esto significa que se cuenta con profesionales que monitorean y retroalimentan el trabajo en forma permanente.
Tanto la duración del tratamiento como de cada Sesión estará en función de la problemática planteada o el tipo de abordaje elegido para cada un de los casos y será diseñado para responder en forma eficiente en cada caso particular.
Se tratará, en lo posible, de abordar una metodología de terapia focalizada para así resolver su problemática en el menor tiempo posible.
Las nuevas tecnologías permiten un sin número de oportunidades entre ellas, el acceso a la video conferencia (MSN Messenger) permite acceder cómodamente a servicios que tradicionalmente necesitaban de un encuentro presencial.
Así como en el mundo empresarial se han disminuido significativamente viajes para reuniones y capacitaciones presenciales sustituyéndose por videoconferencias, hoy esto también ha llegado a lo individual, por sin perder la esencia del tratamiento. Se puede acceder desde cualquier lugar sin importar en país en el que se encuentre a excelentes profesionales para atenderlo sin necesidad de moverse de su casa u oficina.


La terapia online puede ser una excelente opción cuando:


• Ud. está muy ocupado y trasladarse hacia y desde el consultorio de su terapeuta le hace perder demasiado tiempo


• Ud. tenga dificultades para salir de su casa debido a alguna discapacidad, o porque es responsable del cuidado de alguna otra persona, o padece alguna fobia relacionada.


• Ud. vive en un área donde existen pocos o no existen profesionales especializados en la atención psicológica.


• Ud. vive en una comunidad o trabaja en un sector donde es importante no revelar que Ud. esta haciendo terapia o sobre los problemas que Ud. desea tratar.


• Su agenda cambia de semana a semana y Ud. necesita una agenda flexible para comprometerse con un tratamiento terapéutico.


• No se siente cómodo cerca de la gente, pero piensa que puede ser más abierto vía chat room con un terapeuta.


• Ud. viaja con frecuencia, por lo que se ve imposibilitado de mantener un contacto cara a cara con un terapeuta en forma regular.

¿Cómo comienzo?


1. Debe enviar sus datos a lic.romina.mendez@gmail.com


2. Usted será contactado para responder sus dudas, conocer motivo de consulta y disponibilidad horaria. Así también se le informará sobre las formas de pago.


3. Luego deberá abonar su próxima sesión acordada.


4. Cuando llegue el momento de su sesión será contactado a través de MSN Messenger.


¿Que necesito para conectarme?


• Los tratamientos pueden realizarse por videoconferencia (MSN Messenger).


• Para poder ser atendido por videoconferencia es necesario poseer una computadora con Internet de banda ancha con el programa MSN instalado.


• Durante la sesión usted debe estar en un lugar tranquilo, sin ruidos y sin interferencias externas que lo distraigan.



domingo, 4 de julio de 2010

Hablemos sobre Depresión

POR QUE SE HA NATURALIZADO LA DEPRESIÓN?


Las causas son variadas y aquí probablemente no se abarquen todas, entre ellas cabe mencionar las siguientes:

- Dentro del carácter vergonzante que para la opinión pública tienen las enfermedades mentales, es quizá la depresión la que a fuerza de popularizarse, está siendo más tolerada socialmente.

- Cada vez es más conocida, por médicos, por psicólogos y por los propios pacientes, con lo que se va evitando su confusión con otro tipo de dolencias.

- Popularmente ya se distingue entre tener un mal día, con la moral baja, o incluso una semana de acontecimientos desafortunados que te hagan estar triste y desganado, y tener una depresión.

- El aumento de la esperanza de vida hace que cada vez sean más las personas que han pasado por un primer episodio depresivo, sin saber bien lo que les pasaba, sucediendo que en la segunda ocasión ya suelen tener más información y mayor conciencia de lo que les sucede, encuadrando el suceso dentro de las características de una depresión.

- La medicina sigue investigando y va encontrando fármacos con los que luchar contra la ansiedad y desasosiego (tranquilizantes), para mitigar el abatimiento y la apatía (euforizantes), para combatir el insomnio (hipnóticos), síntomas todos ellos que suelen acompañar a la depresión.Con ellos son tratados ambulatoriamente los pacientes y suele ser el momento en que se les dice que tienen una depresión.

- También se va popularizando la figura del psicólogo, y se va entendiendo que éste profesional, junto con el psiquiatra que controla la medicación, tiene dentro de su bagaje conocimientos adecuados para tratar estas dolencias. La población se da cuenta de que cuando tiene problemas afectivos, éstos alteran su salud física, al igual que cuando tiene una dolencia física se altera su estado de ánimo.

- Los medios de comunicación han empequeñecido el mundo, es tanto lo que difunden, que en la sociedad occidental hoy día parece que todo el mundo sabe un poco de todo, o por lo menos ha oído hablar de ello. Así pasa con la depresión. No es que la depresión sea una enfermedad nueva, pues ya Hipócrates (s. V a. de C.) se refería a ella describiendo los efectos de la bilis negra, pero lo que sí es seguro, siempre refiriendose a occidente, es que nuestro modo de vida actual, tan despersonalizado, tan competitivo, tan desarraigado, es un caldo de cultivo muy adecuado para que se generen las alteraciones que encuadramos como depresión.

Pero, ¿ QUÉ ES LA DEPRESIÓN ?

Refiriéndonos al trastorno depresivo mayor, al margen de otras posibles combinaciones con otros trastornos, y tal y como lo describe el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), un episodio depresivo mayor es una alteración del estado de ánimo que se caracteriza por los criterios que a continuación se indican.

Criterios simplificados de episodio depresivo mayor.-

Al menos ha de haber cinco o más de los siguientes síntomas durante un período de dos semanas, cuando previamente no se habían manifestado al menos durante dos meses. Entre los cinco síntomas ha de figurar estado de ánimo deprimido o la pérdida de interés o la capacidad para el placer.

- Estado de ánimo deprimido casi cada día y la mayor parte del día.

- Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades.

- Pérdida importante o aumento de peso.

- Insomnio o hipersomnia casi cada día.

- Agitación o enlentecimiento psicomotores.

- Fatiga o pérdida de energía.

- Sentimientos de inutilidad o de culpa inapropiados.

- Indecisión o disminución de la capacidad de pensar o concentrarse.

- Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida.

Los síntomas que presenta el paciente provocan malestar o deterioro social, laboral o de otras áreas de actividad.

No se considerarán como tales síntomas depresivos los provocados por medicación o enfermedad médica. Tampoco se considerarán los que sean consecuencia directa, de duración normal, de un duelo o pérdida familiar.

Uno o más de estos episodios depresivos mayores, sin estar mezclado con otros trastornos del estado de ánimo (manía, hipomanía, trastorno mixto, ...), es lo que se considera un trastorno depresivo mayor.

Otras consideraciones.-

Dado que la etiología de la depresión es multifactorial, excluidas las enfermedades médicas y medicaciones que pueden originar una depresión, el camino a seguir es el análisis de las vivencias que nos describe el enfermo o sus familiares, para saber que síntomas son propios de la depresión y cuales son derivados de la misma.

Hay otros trastornos muy próximos a la depresión, que también pueden provocar sufrimiento y resultar invalidantes para el paciente.

Los profesionales, aparte de su experiencia u ojo clínico, suelen ayudarse de pruebas o test psicológicos, pruebas proyectivas y escalas de evaluación o autoevaluación. Como síntomas derivados de la depresión están la ansiedad, modificaciones del carácter, trastornos psicosomáticos como dolores de cabeza, en la nuca, espalda, en torno al corazón, estómago, intestinos ... . Se puede decir que un alto porcentaje de los pacientes, vistos en consulta ambulatoria, lo que presentan son depresiones enmascaradas de diversa gravedad.

El propio paciente la mayoría de las veces no sabe lo que le sucede, simplemente se encuentra mal, y son las personas de su entorno las que parecen darse más cuenta, a veces sin prestarle la atención que la seriedad del padecimiento requiere.

El mayor riesgo de la depresión es el suicidio, pero no debemos restar importancia a los síntomas comentados que afectan a la salud integral del individuo y le hacen sufrir.

CUALES SON LAS CAUSAS DE LA DEPRESIÓN ?

No podemos asegurarlo a ciencia cierta. Se encuentran posturas partidarias de la consideración endógena, es decir, la depresión debida a factores constitucionales, internos, de origen biológico y de predisposición hereditaria.

Otra postura es la consideración exógena de la depresión, esto es, factores que se encuentran en el medio ambiente del paciente, como stress, acontecimientos laborales, profesionales, familiares, situaciones de pérdida (la muerte de un ser querido, una ruptura, etc.). Realmente no serían los factores ambientales propiamente dichos los que desencadenasen la depresión, más bien sería la forma en que lo vive y el cómo reacciona el paciente, lo que puede hacer que se precipite una depresión.

Una tercera postura es la que considera que en una depresión pueden estar implicados ambos factores, tanto endógenos como exógenos, en distintas proporciones en los distintos pacientes. Realmente es difícil encontrar una alteración física que no afecte al estado de ánimo y viceversa. El estado de ánimo y el cuerpo solo se pueden desgajar teóricamente.

SE PUEDE PREVENIR

Cuando se ha pasado por varias depresiones y se tienen datos suficientes para pensar que son orgánicas, existe medicación que previene, con distinta eficacia según los casos, la aparición de futuros episodios depresivos.

Un modo de vida adecuado puede hacernos más inmunes a la depresión. Cada persona ha de encontrar la forma en que quiere vivir, quizá lo más conveniente sería diversificar los intereses y encontrar un equilibrio entre ellos, considerar los diversos aspectos de nuestra vida como el trabajo, el descanso, la familia, la pareja, los hijos, las amistades, los hobbies, la vida espiritual, y desarrollarlos adecuadamente. La polarización sobre unos aspectos, olvidando los otros, nos hacen más vulnerables.

¿CÓMO DEBE TRATAR LA FAMILIA Y LOS AMIGOS AL DEPRIMIDO?

No debe olvidarse que los que rodean a un deprimido también sufren. Generalmente no entienden lo que está pasando, ya que aparentemente no hay motivo para el estado del enfermo.

Es esencial, la adopción de una actitud comprensiva y abierta, que permita que se desarrolle el diálogo y se pueda ir restableciendo la objetividad poco a poco; recordemos que el deprimido suele tener una especial sensibilidad para los aspectos tristes, siendo incapaz de ver los positivos.

Es inútil pedirle a un deprimido que te explique lo que le pasa, no podrá hacerlo, no sabe lo que le pasa. Si se insiste en ello, lo único que se conseguirá, es convencerle más de que no se le entiende, y en algunos casos irritarle. Tampoco se debe pretender argumentarle que vea la realidad con objetividad, no podrá . Hay que entender que no está así por su gusto. Que no servirá de nada que le digamos que se anime o que se involucre en actividades. Lo que suponga un esfuerzo no está de su mano. Según la gravedad, hay cosas que no puede hacer, como divertirse, por mucho que otros se empeñen, ir a trabajar, viajar, leer, ver televisión, pescar, etc., suelen ser consejos que el deprimido no puede seguir.

Lo mejor que pueden hacer las personas que se encuentren cerca de un deprimido, es transmitirle el sentimiento de que se les quiere y de que se tiene interés en ellos, sin agobiarles, y manteniendo una actitud de espera activa, convencidos de que saldrá de su situación.

Simultáneamente a lo anterior, deben de tratar que el enfermo acepte la ayuda especializada de un psiquiatra o psicólogo.

TRATAMIENTO

El tratamiento ha de ser abordado por profesionales de la salud, psiquiatras o psicólogos, y los métodos son diversos, según los casos. Si estamos ante un episodio agudo de depresión o ante un período de progresivo deterioro, estará indicada la hospitalización. En depresiones graves puede estar indicado el uso de terapia convulsiva.

El tratamiento médico con medicación es siempre adecuado, pues alivia un sufrimiento innecesario.

En todos los casos, la psicoterapia de apoyo es necesaria, en ella se ayuda al enfermo, en un principio a desahogarse, y posteriormente a identificar y asimilar los eventos de su vivencia, que pueden estar implicados en el desarrollo y mantenimiento de su estado, para mediante el entendimiento, la comprensión, la simulación, el aprendizaje y el cambio de determinados aspectos de la vida, prevenir futuros episodios.